Entrevista al periodista Hernán Brienza, para revista HAMARTIA
Hernán Brienza nació en 1971 en un barrio porteño. Recuerda lo mucho que disfrutada las charlas políticas que se daban en su casa en tiempos de dictadura militar, cuando tenía sólo nueve años. Quizás allí surjan sus primeros deseos de leer y leer y seguir leyendo incluso en plena adolescencia, mientras otros preferían ir a bailar. Resulta que en la historia de este periodista una serie de circunstancias fueron ayudando o motivando eso que primero lo impulsó a leer y después a escribir: su primer trabajo fue de canillita. Todavía no se imaginaba que años después él sería parte de ese papel.
Empezó diferentes carreras pero se quedó con periodismo y posteriormente sumó Ciencias Políticas. Escribió varios libros, publicó en diarios y revistas y actualmente también dedica sus mañanas a Radio Nacional pero si le preguntás qué es lo que más le gusta hacer es categórico: “Escribir”. Y como si fuera poco, en el 2010 su libro “El loco Dorrego” fue recomendado por Cristina a Hugo Chávez: “Imperdible, te lo aseguro”.
Reacio a hablar de su vida personal, en esta nota explica por qué se reconoce kirchnerista y las consecuencias de decirlo públicamente, el uso de las redes sociales, las elecciones 2013 y más. De yapa y casi tímidamente desliza algunas momentos de su vida que nos permiten ver un poco más allá de lo que la TV o los diarios nos muestran de él.
¿Cómo llegás al periodismo?
Me recibí de periodista a los treinta y algo. También estudié Derecho y Letras (aunque no las terminé) y Ciencias Políticas, que la finalicé después de un tiempo cuando me quedé sin trabajo y aproveché para terminar la carrera en la Universidad Pública. A partir de los 16 o 17 años empecé a imaginar cómo sería “de grande” y era muy parecido al que soy ahora. Pasa que en mi casa siempre se habló de política y a mi me producía fascinación ver a los grandes hablando de esas cuestiones. Mi viejo era un libre pensador y en la mesa había marxistas, liberales, peronistas. Yo con nueve o diez años y en plena dictadura alucinaba, me producía mucho placer escucharlos hablar.
Y cuando llegó la democracia, ¿algo cambió?
Recuerdo que los años 82-83 fueron años muy emotivos para el despertar político de la sociedad y siendo chiquito lo viví con mucha intensidad. Después milité durante la adolescencia y leí mucho. Leía cosas que entre los ‘90 y el 2003 no servían para nada y de repente esas cosas volvieron a tener importancia. Mi formación intelectual, humilde y breve, está atravesada por los pensadores nacionales que leía en los 80. Pero igual no me quedo en ese dogma porque creo que las cosas hay que superarlas. Cuando en el 2005 muchos se empezaron a preguntar quién era tal o cual escritor, yo ya los conocía porque los había leído, era un marciano.
Las Redes Sociales
Tenés una vida muy activa en tus redes sociales, ¿por qué?
Me pasa que escribo tres párrafos para una nota y me distraigo yendo a Facebook y posteo algo que se me dispara. Y ahí hay un montón de gente piola con la que muchas veces me reúno. No son un séquito, sino que quizás sienten placer por comunicarse con alguien que tiene expectación pública. No me gusta etiquetar de fans o seguidores porque la lógica de eso es una lógica que los pone en un lugar de subordinación y yo no siento que sea así, no siento que el tipo que habla conmigo y me dice que mi libro le gusta dependa intelectualmente de mí o sea un chupamedias. Lo que sí se ha generado es cariño con gente a la que veo habitualmente, una vez por mes, y que por ahí me defienden cuando me atacan.
¿Y cómo te manejas con los que te provocan o buscan pelea a través de las redes sociales?
Hay de todo, hay algunos que te pelean para decir: “Uy, mirá cómo lo peleo a Brienza”; y entiendo que eso les dará algún beneficio. ¡Si supieran lo boludo que soy no se sentirían orgullosos de pelearme! Hay tipos que son orgullosos, cerrados, necios y hay muchas mujeres en las redes que me atacan sin saber quién soy, ni qué pienso, ni cómo vivo.
¿Te molesta eso?
No, pero tampoco me es indiferente. Me da la sensación de “esto cara a cara no me lo dirían”, incluso lo he comprobado. Las veces que los he llamado se comieron los mocos, porque cuando se ponen muy pesados y agreden desde lo personal, respondo. Incluso piden disculpas. Con Twitter pasa algo diferente porque es para psicóticos. Creen que en 140 caracteres se puede decir algo inteligente, entonces a falta de inteligencia utilizan el prejuicio. Decirle a un periodista, el que sea, que tiene 20 años en el medio: “Eh, vos, rengo puto, sos un desastre”, es una falta de respeto y yo siempre respeto aunque no soy políticamente correcto pero soy honesto, lo que no me gusta a lo sumo lo callo pero no miento.
¿Por qué lo callarías?
Porque entiendo que es parte de la dinámica del juego, porque ellos también callan y no dicen que callan. Para mí lo peor es la hipocresía y hay mucho versero dando vueltas. Muchos tipos que se muestran de una forma ante el público pero que en realidad son unos miserables. Yo soy un miserable en público y algunas virtudes particulares tengo en el mundo de mis privacidades. No soy un tipo domesticable, si me tratás mal te voy a responder mal y si me tratás bien me sacás todo y ahí me vuelvo un poco domesticable. Incluso he tenido mucho código con periodistas con los que no comparto lo que piensan pero que nunca me atacaron. Yo no nombro nunca a periodistas, sólo una vez cometí un error en 678. Esto me pasa porque me parece que el debate no es personal sino que es un debate de ideas. Ahora bien, cuando me acusan de inmoral y encima lo dice alguien a quien no le da la talla… ¡Ahí si!
¿Hablas de esa “discusión” en Twitter en la que se te leía enojado? [Nota: en referencia a una serie de tweets con Ernesto Tenenbaum]
Yo ahí me divertí mucho porque se hicieron cargo quienes debían y eso es lo que aporta el cinismo. Se ven conferidos a mostrar lo que verdaderamente son, porque si te sentiste aludido y debiste responder, evidentemente algo de eso te tocaba. Cualquier persona que me conoce sabe cómo pienso, que no es diferente de lo que pensaba a los 20, a los 30. Si fuimos compañeros en Crítica y después me querés matar en público, por lo menos sabé que me acuerdo de cuando llorabas porque te bastardeaban las notas. Cada uno elije, y está todo bien porque son las reglas del juego, pero decime que estás haciendo un juego, que estás comerciando.
Elecciones 2013
¿Qué pensás qué le pasó a Massa, si es que le pasó algo?
Massa es uno de esos típicos productos políticos que llegan al peronismo de la derecha no tradicional del peronismo, que es la derecha neoliberal de los ‘90. Y digo que no es tradicional del peronismo porque el peronismo ha tenido su propia derecha pero no era neoliberal, no tenía esa característica. Estaba más bien ligado a viejas prácticas sin contenido como las experiencias italianas, como el fascismo y algunos sectores dentro del peronismo que tenían identificación con eso. Eso era la derecha clásica del peronismo. Massa de alguna manera representa a una derecha neoliberal y por lo tanto moderna del peronismo y llega al peronismo desde la UCeDé. Es un tipo pragmático y oportunista que vio en el kirchnerismo un paraguas para conquistar o ganar las elecciones en Tigre y que después no se desmadró porque no le convenía, pero ha tenido gestos y fotos con Santilli, con Urtubey y personajes que estaban más ligados a esa derecha moderada que tiene a los sub 40 o sub 45.
¿Siempre “viste” que Massa iba hacia donde fue?
Sí, sobre todo a partir de las fotos que se saca con estos personajes viendo un partido de fútbol en el 2010. Ahí ya se podía prever por lo menos una toma de distancia del kirchnerismo. Lo que no pensé fue que iba a jugar en estas elecciones, pensé que iba a hacer una lista dentro de las PASO para empezar a probar. Pero decidió jugar fuerte y al principio le fue bien, cuando emergió como novedad, porque toda novedad genera expectativas. Por lo tanto, subió en las encuestas rápidamente ocupando espacios que había dejado De Narváez por sus propios errores y también ocupando esos espacios antikirchneristas. Pero ojo, que también ocupando espacios de ese kirchernismo confundido y confuso.
En estas elecciones los principales candidatos son políticos territoriales. ¿A qué responde esto?
Creo que se da un proceso extraño que es el de preocuparse por la gestión en la política, es decir, los que mejor gestionan. Algo parecido a lo que ocurrió en el 2003. Esa es una clave de análisis de por qué se buscan ejecutivos para elecciones legislativas y creo que tiene que ver con que en los próximos meses se va a discutir el ejecutivo nacional entonces se busca en los territorios porque se buscan construcciones que puedan acceder a una gran cantidad de votos. Los intendentes que juegan son intendentes exitosos y pueden mostrar gestión. No podría darte una respuesta precisa de por qué se produce, pero en las PASO esto fue algo característico. Incluso más que en otras elecciones donde figuras del legislativo apostaban a puestos ejecutivos. Es una política que está contando más los porotos.
¿Por qué crees que la presidenta eligió a Martín Insaurralde?
La campaña demostró que es un buen candidato. Es joven, con buena gestión, con mucho futuro. Un candidato que ganó en su territorio por mucha amplitud. Es un tercer escalón de kirchneristas, es de los que están cercanos a los 40 años, ya no son la vieja guardia de los 70.
Dentro de los diferentes espacios políticos que nuclea el oficialismo, ¿hay alguno con el que te identifiques más?
Yo soy un tipo inorgánico. No milito en ningún lado ni tengo contacto con nadie del Gobierno Nacional. He ido a dar charlas a todas las agrupaciones que me invitaron. No recibo órdenes ni bajada de línea de nadie y la verdad es que me dan bastante poca bola y que me den poca bola puede ser por dos cosas: o porque hay respeto o porque no les interesa lo que yo diga.
¿Y qué te generan esas opciones?
Nada. Yo defiendo a este gobierno porque es el mejor gobierno que ha tenido la Argentina y porque me parece que la presidenta de la Nación es la política más interesante, mientras todos son Nestoristas, yo soy Cristinista desde siempre. Además desde el punto de vista intelectual me siento más cerca de ella por sus análisis de la historia, por su capacidad discursiva, su mirada estratégica. Néstor me parece que era más callejero, era más pragmático… Aunque es cierto que nada de lo que hace Cristina lo podría haber hecho sin Néstor antes. Ella es todo el tiempo cascoteada por los medios de comunicación y eso debería ser un valor a tener en cuenta.
Siendo periodista, ¿cómo vivís estos ataques?
Yo creo en lo que creo y esa es mi fortaleza. Creo que lo que está haciendo la presidenta es lo correcto y no especulo. A la mayoría de los periodistas que especulan les va a ir mejor que a mí en el futuro, pero a mí no me interesa. A ver, yo soy periodista, sé cómo se trabaja en periodismo. No me van a venir a correr con eso de que a mí me paga el gobierno porque la mitad de mi sueldo es de empresas privadas y viví 20 años cobrando de esas empresas.
¿Molesta a otros que digas este tipo de cosas?
Sin dudas soy relativamente peligroso en el sentido en que es peligroso el cinismo porque muestra las miserias que todos tenemos.
¿Y eso te divierte?
Sinceramente, sí.
Periodísticamente hablando
La pelea entre Clarín y el oficialismo, ¿no creés que ayudó a darle más claridad a la gente en general?
Sí, pero por otro lado le costó mucho a los periodistas que apoyaron y apoyamos al gobierno porque la mayoría de los periodistas se siguieron haciendo los boludos. No dicen: “Yo participé de operativos”. Ellos repudian al gobierno desde una supuesta independencia política. Antes de las últimas elecciones presidenciales yo hice una nota donde decía que iba a votar a Cristina e invité a los demás periodistas a que hagan lo mismo. No lo hizo nadie. El periodismo tiene un núcleo duro de hipocresía muy fuerte.
En cuanto a los pibes que se están formando ahora como futuros comunicadores, ¿creés que se forman con otra matriz?
No. Ojala que sí pero no veo que las grandes escuelas de periodismo estén formando bajo otros paradigmas, más bien las veo enseñando la pirámide invertida. Yo no critico al periodista que labura con la mayor dignidad posible, lo que critico es al periodista que habla de libertad de expresión, de independencia y neutralidad y termina operando siempre para el grupo económico al cual pertenece. Yo decidí en un momento de mi vida decir lo que pensaba y asumo los costos que posiblemente sean altísimos pero no crítico a los que, como hace unos años yo, hacen lo que pueden en una redacción.
El futuro ya llegó
En la región, ¿considerás que se viene dando un fenómeno similar al de Argentina?
Hay una primera línea de líderes latinoamericanos que son Chávez, Néstor Kirchner y Lula Da Silva que fueron los que plantaron la piedra basal. Pero ahora estamos frente a un segundo liderazgo que son Dilma, Maduro, la presidenta Cristina y Correa lo cual es un modelo diferente porque habla de algún tipo de hegemonía en la región. Creo que hay que constituir terceras y cuartas líneas. De hecho, me parece que ya se están formando aunque no sé cuál será el resultado, quizás incluso tengan formas diferentes a las que uno cree.
¿Y qué pensás que va a pasar particularmente en la Argentina?
Creo que va a ser muy difícil desarticular ese río de ideas políticas que ahora está atravesando a la Argentina y que logró conectar a los 70 con el siglo XXI. Yo no comparto los paradigmas de embelesamiento de la década del 70, soy muy crítico de lo que hizo la juventud en términos políticos en esos momentos, pero no puedo negarle el esfuerzo por la belleza, con todos sus errores, y creo que hay por primera vez en mucho tiempo una continuidad. Esa continuidad se pudo hacer en función de una estrategia que tuvo el kirchnerismo, que fue dar un aporte cultural. Tuvo la suerte de poder acompañar en 10-12 años a unas generaciones que empezaron a militar y a otras que estábamos perdidas en el más absoluto de los escepticismos. Después de la generación del 70, mi generación es quizás la más castigada o domesticada por la educación de la dictadura militar en la Primaria, y luego domesticada por la desocupación menemista… No nos quedaba otra que salir a escuchar a Los Redondos o cagarse a trompadas por un equipo de fútbol. No teníamos muchas posibilidades de desarrollarnos existencialmente.
¿Cómo ves a la juventud hoy?
Me parece que la pasión política es el mejor de los legados: que un pibe de quince años con todas sus equivocaciones done tres horas de su vida para ir a un local político en vez de ir a un club a reforzar sus bíceps. O ver a una chica que en lugar de estar ejercitando para que tener la cola más parada, está leyendo y formándose y tratando de ser mejor y que su país sea mejor, me parece que es bueno. Quizás esté equivocado, pero veo mucho más belleza en ese modelo de persona que en otra que cree que lo más importante es conseguir un buen puesto para poder vivir bien ella sola. Hay un núcleo de belleza en esa persona que hace un esfuerzo por los demás.
Mencionaste a Los Redondos…
No me gusta hablar del Indio porque me parece que no hay que usarlo, prefiero que el tipo diga lo que tiene que decir sin utilizarlo yo políticamente. Ahora bien, escuchar sus declaraciones me produjo un absoluto orgullo: saber que el tipo al que seguimos a todos lados en la década de los 90 pensó o piensa igual que nosotros. Es decir: “No fue al pedo haber ido a Mar del Plata, Montevideo, Tandil y a tantos otros”. El Indio entendió los 90, entendió cuando nuestro amo juega al esclavo, entendió ese queso ruso y comprendió también lo que significaba el siglo XXI o el kirchnerismo y eso a mí me llena de orgullo. Lo digo desde la generación que chupó la fruta sin poder morderla, pero me parece que es un compromiso que asumió él al hablar y creo que no hay que hacer demasiado bombo porque se banaliza su compromiso. Esto es lo que creo yo. Como también me parece coherente lo que hace Fito Páez: que el tipo esté siendo coherente con lo que construimos de a dos, es decir yo escuchándolo en el walkman y él diciendo lo que creía, a mí me produce mucho orgullo. A veces siento que los mejores en la Argentina estuvieron cerca del kirchnerismo y cuando digo los mejores hablo del Indio, de Fito, la Negra Sosa, el Flaco Spinetta, a veces Charly, el Diego. Me da la impresión que esos tipos que construyeron o hicieron cosas por la Argentina, a veces sin saberlo o sin quererlo, la embellecieron. Y que estén cerca de este modelo es interesante.-
Texto: Jimena Riveros
Fotos: Nicolas Borojovich