Acto de Cristina en Huracan (mis impresiones)

NUNCA MENOS

Tengo que escribir sobre esto. Sepan disculpar quienes esperan que me reserve este tipo de vómitos verborragicos pero debo escribir. Ayer a la tarde un sinfín de ideas atravesaron mi cabeza sumado a miles de fotos que vi pasar delante de mis ojos. Debo escribir.
Era un acto peronista: un aniversario  que conmemora el triunfo de Héctor Cámpora( 1973), tras 10 años sin elecciones, como presidente ¿ Qué hacia yo ahí? ¿Qué me vincula a mi con el peronismo? Creía que nada y sin embargo al saber que la presidente hablaba allí, fui sin ningún cuestionamiento. Y Acá empiezan a surgir las imágenes. Ví mucho, muchisimo aparato, como en cualquier acto de cualquier partido político: gente de todos que da la sensación que ni saben a donde van y mucho menos el por qué, pero eso no me hizo ruido, lo entiendo como parte de un folclore popular que excede lo razonal, así que me detuve en lo otro, en aquellos que me llamó poderosamente la atención (quizás como consecuencia de mi escepticismo crónico). Vi mucha gente que iba a Huracán a escuchar el discurso de SU presidenta. Grupitos chicos o parejas sueltas que preguntaba dónde quedaba el estadio ¿esa gente que hacia ahí? . Para mis adentros debo confesar que todos, o muchos de nosotros fuimos a buscar algún tipo de garantía pre elecciones: Cristina 2011. Si, si quiero que este proyecto de país continúe, quiero que esta mujer sea re electa ¡Uy que miedo para tantos! Muéranse de miedo porque no tengo dudas que este modelo se seguirá profundizando pero me fui a otro lado. Estaba contando qué vi ayer.

Me pasó que no pude entrar a la cancha, había mucha gente y llegue un poco tarde. Decidí, junto a los tres con los que estaba ir a buscar algún bar que tenga tele para por lo menos escuchar y ver el discurso y ahí pasó algo otra vez sorprendente. No fue un bar sino una estación de servicio. La televisión sintonizada en cualquier canal, alguno  que genere poco qué pensar y de golpe un zaping y un: -“Para ahí, no cambies mas”. Eramos cuatro y 10 minutos después las mesas estaban todas ocupadas (tampoco tantas ¿no? pero suficientes para generar un clima raro). De pronto nadie habla, todos escuchan, Cristina Fernández se despide y todos nos miramos como para levantarnos e irnos y alguien aplaudió, no vi quien fue pero fue alguien que estaba ahí ¿y? Todos empezamos a aplaudir enérgicamente al grito de ¡vamooossss! Se me puso la piel de gallina. Nunca viví algo así.
Volví a mi casa con la sensación de que este país es mejor desde que tenemos a Cristina. Es la primera vez que me identifico y que creo en el discurso y en las acciones del oficialismo. Otra cosa que no puedo omitir: La Cámpora. Yo no se cuando pasó ni cómo lo hicieron pero me canse de ver secundarios con la bandera de La Cámpora. Lograron estar ahí y son cientos, miles ¡es increíble! Y es kirchernista. Esto no pasaba hasta hace un par de años. Yo recuerdo mi época como estudiante secundaria en una escuela pública y los militantes de los distintos Centros de Estudiantes estábamos vinculados a los partidos de izquierda, al menos la gran mayoría y de golpe el peronismo volvió a la escuela. Increíble e impensable. En estos chicos vi militancia y compromiso, no barriletes que iban a un lugar porque sí.  Insisto: bien por la Cámpora, me sorprendieron.
Me fui otra vez. Decía que fui a buscar una confirmación que no llegó. Cristina no habló de re elección y coincidiendo con van der Kooy (¡qué loco! ¿no?) evitó hablar de peronismo…. qué bueno que coincidamos colega. “Evitó hablar de peronismo, habló de  preguntar si queremos la asignacion universal por hijo, si queremos un país más justo” Si, van der Kooy, la presidenta dijo eso ¡qué bueno que dijo eso! Porque es eso lo que está pasando en Argentina. No soy peronista, no vengo del peronismo pero no puedo no reconocer lo que Nestor y Cristina le aportaron a este país.  Hay cambios casi revolucionarios, que no son chavistas ni castristas sino argentinos pero qué miedo que este país pueda crecer sin la ayuda del país del norte, qué miedo que da que las clases mas bajas logren alcancar un mejor nivel socio cultural, qué miedo ¿no?
Bueno me sigo yendo a otros lado así que dejo de escribir, por hoy, pero  quiero dejar en estas líneas que es la primera a vez que me siento feliz de ser argentina y de estar viviendo este momento histórico desde acá adentro. Quiero que este modelo se siga fortaleciendo y quiero escuchar a nuestra presidenta en la 9 de julio y para todo el mundo, porque un estadio nos queda chico a todos y a todas.
Hasta la próxima compañer@s!

(Fotos archivo internet y Nicolás Borojovich)

Solidaridad con Cuba

DEL MUNDO A CUBA Y DESDE CUBA PARA EL MUNDO

Historia de un Campamento que lleva más de 30 años recibiendo a miles de personas de distintos puntos del planeta. A través de las palabras de Armando Guerra y Emilio Hernandez Concepción  recorrimos esa historia de la que vos podes ser parte.

Foto: Jimena RiverosEl ICAP, Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, que cuenta con sedes en todo el país, se creó el 30 de diciembre de 1960 por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro a partir de la demanda de personas de todo el mundo que sentían simpatía por la Revolución cubana. Tenía en sus comienzos un pequeño campamento en la parte Este de la provincia de La Habana pero dado que necesitaban algo más grande es que se decidió ocupar el predio que hoy se utiliza como Campamento Internacional Julio Antonio Mella (CIJAM), ubicado en Caimito, provincia de Artemisa a 40 km del centro de La Habana. Es allí adonde llegan las Brigadas Internacionales de Solidaridad con Cuba. La primera en arribar al CIJAM fue la Brigada “Venceremos”, procedente de los Estados Unidos, en 1969 y casi inmediatamente se sumó la “Nórdica”.

Emilio Hernandez Concepción, especialista en atención a delegaciones extranjeras,  explica cómo fue qué surgió este campamento: “Se crea formalmente el  25 de febrero 1972 con la colaboración de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas y con el correr de los años se fueron organizan do el resto de las BrigFoto: Nicolás Borojovichadas Internacionales: La Europea “José Martí”; la “1º de Mayo” (que es Internacional); la “Che Guevara” (parte inglesa de Canadá); la “Juan Río Rivera” (Puerto Rico) ; la “Latinoamericana”; la “Caribeña” y la “Cruz del Sur” (Australia, Nueva Zelanda y Oceanía)”. También se crearon eventualmente brigadas vinculadas con la coyuntura del momento, un ejemplo cercano fue en el 2010 con la Brigada Mediática que tubo como objetivo romper con el bloqueo informativo. Además de todas estas brigadas, por si fueran pocas, llegan pequeños grupos de distintas partes del mundo: estudiantes de Canadá, de Francia, Inglaterra, Alemania y desde hace 16 años se sumó el Crucero por la Paz, que es Japonés.

Sobre el Funcionamiento del Campamento

Foto: Jimena RiverosEl Campamento tiene más de 70 trabajadores, que “mientras están las brigadas están todos”, comenta Emilio. Desde hace dos años el CIJAM cuenta con 5 máquinas que permite brindar servicios de Internet. Por ahora es gratis, la única condición es que los brigadistas usen las PC por un tiempo no mayor a los 15 minutos para “que todos se puedan conectar con sus familias” y en este mismo sentido es que también hay comunicación telefónica internacional.
Dentro del predio hay una biblioteca con una pequeña sala de exhibición con producciones hechas por artistas cubanos. Los libros que componen la biblioteca son donaciones de los brigadistas  y hay una parte que son libros donados por la mujer de Sergio Corrieri Hernández, quien fuera un destacado artista y también Director General del ICAP por más de 17 años. Antes de morir fue su voluntad que todos sus libros permanezcan en el Campamento Mella para consulta de cualquier brigadista.

Foto: Jimena RiverosCon respecto a las habitaciones,  éstas son compartidas por 5 personas y los baños, con las duchas, están afuera (con agua fría como en cualquier campamento). La estructura del CIJAM está pensada para albergar hasta 300 personas. El programa contempla, aparte de las actividades previstas, una dieta rica en nutrientes pensada según cada época del año. Vale destacar que algunas de las materias primas utilizadas son cultivadas dentro de mismo campamento. Los menués van cambiando a diario y se tiene en cuenta a aquel brigadista vegetariano Foto: Nicolás Borojovich“aunque sea uno entre 200 recibe una dieta especial”, sostiene Emilio con un dejo de orgullo en su mirada y si fuera de esto alguien quiere tomarse un refresco, hay una cafetería con muy buenas ofertas, como así también una tienda con diferentes tipos de artículos.
En el caso que algún brigadista necesite asistencia médica, dentro del mismo campamento y mientras se encuentren las brigadas, hay siempre un médico, una enfermera y una ambulancia para responder a cualquier situación que se genere. En caso de que el brigadista necesite hospitalización se lo traslada al centro de salud más cercano, ya que está a sólo 15 km.
Los traslados, incluidos en el programa  de los brigadistas, son garantizados por el ICAP. Esto es desde el momento en que arriban a Cuba.
Ante tanta organización y la convivencia de cientos de personas durante dos semanas es posible pensar que se presente alguna situación desagradable, respecto a esto Armando Guerra, especialista en Solidaridad del ICAP, explica cómo se procede: “Si se suscita alguna situación de indisciplina el brigadista sale del campamento. Por ejemplo si hubiere dos brigadistas que se dan piñasos salen los dos del campamento y no amerita discusión alguna. Hay un reglamento que se debe respetar y que tiene que ver con las normas básicas de convivencia”. Contundente y claro.
Es necesario aclarar que el campamento Julio Antonio Mella no constituye una actividad turística, sino que apunta a que los brigadistas conozcan verdaderamente a Cuba partiendo de un profundo sentimiento de solidaridad.

Un dato más: El ICAP no discrimina en cuanto a las edades de los brigadistas. Incluso acepta que los brigadistas lleven a sus hijos si así lo quisieran (para los que tienen un programa especial).

Los Programas

Foto: Jimena RiverosSe confeccionan con 6 meses de antelación para cada brigada y si bien hay un esquema general cada uno presenta variaciones y sobre todo actualizaciones de orden político y social. Por ejemplo: las delegaciones empiezan a llegar 2 o 3 días antes al campamento y el primer día de la brigada comienza con una ofrenda floral a Julio Antonio Mella y luego sigue con una actividad en la que conversan con autoridades del ICAP en el teatro (todo dentro del campamento). “También llega un invitado que ofrece una charla sobre Martí, sobre la obra Martiana, su obra política y literaria y de ahí salimos a sembrar el árbol de la amistad”, dice Emilio. Ese mismo día pero por la noche se realiza la “noche cubana” con una cena y artistas cubanos de diferentes provincias. Esta actividad se extiende hasta las 12 PM porque a las 5.45 del día siguiente suena el gallo que “despierta a todo el mundo”. De la cama a desayunar para a las 7 AM empezar con la jornada prevista. Emilio explica que este es el momento en que se toma lista y se mencionan las efemérides políticas y culturales del día en Cuba e Foto: Jimena Riverosinternacionales y se abordan las noticias más trascendentes del orden nacional e internacional. Todo esto demora entre 15 y 20 minutos. Posteriormente los brigadistas van a las actividades agrícolas y trabajo comunitario en general, en las que no hay metas productivas individuales dado que participan personas de diferentes edades y que están dirigidas a apoyar el trabajo en plantaciones de cítricos, caña de azúcar y eventualmente en labores de la construcción. Por la tarde participan de un ciclo de conferencias. En los días siguientes recorren alguna provincia que permite ver y comparar cómo está la revolución cubana en ese lugar. Es condición que a la ida o a la vuelta pasen por Santa Clara  y  visiten el Mausoleo del Che y el tren blindado. Hay un día donde cada delegación hace una muestra con cosas típicas de su país: una comida, un baile, un canto, un trago, etc. “Acá vienen personas que no están vinculadas en sus países con los movimientos de solidaridad con Cuba, que vienen un poco con la expectativa de conocer Cuba y la mayoría al regresar a su país se incorpora de manera activa a lo que ya existe en su zona de residencia y hasta incluso han organizado espacios nuevos donde no los había. Durante los 15 días se generan situaciones muy enriquecedoras en las que sorprendentemente la comunicación se establece aunque los brigadistas no compartan el idioma”, refiere Emilio en relación a los vínculos que se generan. El último día de la brigada es el Encuentro de Solidaridad, donde se reúnen con las autoridades del ICAP y plasman, las delegaciones, en un documento final sus experiencias y su lectura de lo vivido. El objetivo final que tiene tanto el ICAP como los diferentes movimientos de solidaridad con Cuba es que cada brigadista retorne a su país y logre transmitir lo que vio en la Isla para lograr, de esta manera y a través también del “boca en boca”, romper el bloqueo informativo que rodea a Cuba, a los cubanos y a su realidad.  Es importante destacar que cada país organiza su delegación a través de los diferentes movimientos de solidaridad.

El Caso Argentino

La Casa de la Amistad Argentino Cubana de Buenos Aires es el nexo entre el ICAP y las diferentes organizaciones que conforman  los movimientos de solidaridad con Cuba en Argentina. Esto significa que son los responsables a nivel nacional de la organización del viaje de la delegación argentina a Cuba bajo el programa del ICAP. La Casa,  si bien funciona en la Ciudad de Bs As está en permanente relación con los muchos movimientos que se encuentran en el interior del país.
Desde 2009 organizan una suerte de formación previa para los brigadistas con el fin de que cada uno pueda exprimir la experiencia al máximo. En este sentido es que realizan 10 encuentros  con sentido crítico y con material audiovisual para que todos lleguen a Cuba con el mismo nivel de formación histórica, social y cultural. Esta iniciativa es pionera en el mundo y los resultados son muy positivos porque por otro lado le permite al brigadista exponer dudas, escuchar experiencias y nutrirse de una realidad que muchas veces difiere del imaginario personal.

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Si queres más información respecto a qué tenes que hacer para ser parte de la delegación argentina
Podes escribir a  brigadasacuba@yahoo.com.ar
o acercarte a la Casa de la Amistad Argentino Cubana de Buenos Aires: Alsina  1744 (CABA) . Miércoles de 19 a 21 hs  Tel: 4374-3944
Para obtener información sobre las diferentes brigadas internacionales
Podes entrar a http://www.icap.cu y allí envías tu consulta
o escribir a alatina.csur@icap.cu

(Fotos Jimena Riveros y Nicolás Borojovich)

DESDE LAS ENTRAÑAS

Habla Vladimir: Moisés Rodríguez, 25 años en la “disidencia” (+ Video)

Tomado de Cubatedebate (www.razonesdecuba.cubadebate.cu)

Por Deysi Francis Mexidor

Moisés Rodríguez Quesada le sabe a la historia de los grupúsculos contrarrevolucionarios en Cuba. Vivió entre ellos. Por eso cuando le piden despojarse del velo de la memoria alude a un año: 1980.

Fue en esa época que conoció a Elizardo Sánchez Santa Cruz Pacheco, El Camaján. “Ahí iniciamos una relación” que también se extendió a “otros vinculados con él, en el propósito de crear un movimiento de ‘derechos humanos’ en el país”, en correspondencia con el añejo interés del gobierno de Estados Unidos de acabar con todo aquello que huela a Revolución en la Isla.

La punta de lanza era esa, pero “ya después Washington ordena que no solamente se crearan esos grupos sino también de artistas, de profesionales de diferentes ramas…, en fin, los de corte político”, rememora Moisés, quien fuera primer vicepresidente del llamado Comité Cubano Pro-derechos Humanos surgido por aquel entonces.

“Estuvimos un tiempo tratando de acordar cómo haríamos y además escuchando las órdenes de los amos: me refiero a la Sección de Intereses de Estados Unidos, que ya funcionaba aquí en La Habana como centro de diseño y dirección de la contrarrevolución”, asegura este hombre de hablar sereno.

El contexto era propicio. Los acontecimientos en Europa en las décadas de 1980 y 1990 fueron caldo de cultivo para esos grupúsculos tras colapsar el campo socialista. “Se intenta fabricar un cierto paralelismo en Cuba”, expresa.

Fue “un periodo en el que los funcionarios venían de Europa del Este para ‘la gran ofensiva’”, como si se tratara de la estocada mortal contra el socialismo cubano.

“Yo participaba en reuniones con los norteamericanos y con la cúpula de la ‘disidencia’, en las que se pronosticaba que esto se iba a pique, que faltaban días para el derrumbe de la Revolución, y hasta festejaban por adelantado”, recuerda Moisés, ya en ese instante Vladimir para los Órganos de la Seguridad del Estado, y a quien le habían confiado la misión de penetrar el mundillo de los que dicen pertenecer a una oposición política, pero que en realidad –según confiesa este trabajador aduanero–, en la mayoría de los casos, cuando tienen “el primer chance, lo que hacen es irse del país, o en el tiempo de espera hacerse de dinero”.

Incluso, dice, “mi casa sirvió para varias reuniones”. Uno de esos encuentros fue una denominada “cumbre paralela” a la Iberoamericana que transcurría en La Habana. Se trató de aprovechar la presencia de los presidentes “para regalar una imagen de que teníamos una oposición organizada”.

De acuerdo con el criterio de Moisés, la SINA ha sido ‘el laboratorio’ donde se formuló “‘químicamente’ lo concerniente a ese movimiento de supuestos defensores de ‘derechos humanos’. Ellos fueron los padrinos de cada proyecto del experimento, como la llamada Concertación Democrática Cubana, la Coalición Democrática Cubana, el Concilio Cubano, La Patria es de todos, Todos Unidos…, siempre con un fin: tratar de unir a la contrarrevolución”.

CON LA MENTE TRANQUILA, MOISÉS CON SU FAMILIA, RECIBE EL RECONOCIMIENTO DEL PUEBLO.

Sin embargo, “cada grupo tenía una característica diferente”, narra Moisés al especificar que “lo mismo podían ser de dos personas, que de tres, cuatro o diez”, y a tenor con eso “nos daban una orientación, órdenes para cumplir”.

En su opinión, con el paso del tiempo y los pocos resultados que obtuvieron “se habrán dado cuenta que planificaron algo que al final les salió mal”.

DE TURNO EN LA OFICINA

Cuando piensa en esas cosas, Moisés dice que para él la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana es además, como “un lugar tenebroso”.

Desde el año 1988 hasta el 2005, tuvo relación con todos los jefes y funcionarios que pasaron por la Oficina. “Ha habido diferentes administraciones en Washington que han levantado un poco más o menos la parada con relación a la agresividad contra la Revolución cubana y, por supuesto, quien estuviera de turno recibía las orientaciones, y a partir de ahí trabajaba con nosotros”.

Recuerda que “en 1992 vino a La Habana Vicky Huddleston como enviada del Departamento de Estado para ‘conversar’ con la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional en busca de apoyo a la recién firmada Ley Torricelli”.

“La reunión se hizo —explica — en la oficina del jefe de la SINA y participamos los cuatro miembros que presidíamos la estructura de la comisión. El objetivo que traía ella era lograr que nosotros nos pronunciáramos a favor del bloqueo; querían que se justificara esa guerra económica de Estados Unidos contra nuestro país, especialmente ante la opinión pública internacional”.

En esa coyuntura fue que Moisés conoció a Vicki Huddleston, “posteriormente jefa de la SINA. Aquello fue un adelanto de lo que sería su mandato. Bastante fuerte, por cierto”.

A partir de ahí tuvo también ‘la oportunidad’ de relacionarse con Robin Diane Mayer, segunda Secretaria Político Económica de 1994 a 1996; Timothy Zúñiga Brown, primer Secretario Político Económico entre 1997 y 1999 y Victor Vockerodt, con igual cargo que Diane en la etapa 1999-2002, y Steven Rice, vicecónsul de 1995 a 1999.

“Por ejemplo, el período de Mayer coincidió con el surgimiento del Concilio Cubano, que para mí fue el momento en el que en la Casa Blanca se empeñó más, porque presumía que ya era el fin de la Revolución. Y pensaron crear una cabeza de playa con un líder o con un liderazgo en los grupúsculos de ‘derechos humanos’, en el plano interno”.

Eso fue alrededor del año 1995. Para entonces la SINA “logra crear artificialmente entre nosotros, y con mucho esfuerzo, algo así como una unión de distintas organizaciones. Ellos decían que numéricamente eran como 300, pero físicamente no llegaban a 150″.

Pero había que hacer un informe, mandar un papel; no importaba que las estadísticas estuviesen alteradas con congregaciones fantasmas. La matemática no podía fallar: “mientras enviáramos más reportes de agrupaciones, más nos pagaban, más dinero mandaban”. Sustento financiero que “estuvo directamente ligado a los grupos de la mafia de Miami, utilizados por el gobierno norteamericano para canalizar las grandes sumas de dinero”.

Al pasar cuenta sobre algunos de aquellos funcionarios de la SINA a los que accedió, Moisés señala que la diplomática “Robin Diane Mayer, quien venía de Europa del Este, era toda una especialista”. “Estoy seguro —añade— que su gobierno apostó por ella en ese objetivo de acabar con la Revolución”.

Sin embargo, la Mayer, que había llegado con los vientos que soplaban por el derrumbe del socialismo europeo, “se tuvo que ir sin cumplir su encomienda”.

Le sucedió Zúñiga Brown. Vino “con un ‘buen’ expediente” y presuntamente listo para “realzar una oposición cuando buena parte de sus integrantes se habían ido”; incluso, debía “tratar de aguantar la estampida que se produjo por medio del Programa de Refugiados, que ellos mismos inventaron para estimular el trabajo de la contrarrevolución en Cuba”.

Brown, pese a que tampoco pudo hacer mucho, mantuvo una gran actividad con los grupúsculos durante su estancia de dos años en La Habana. “El nivel de relaciones que tuvimos fue amplio. Ya al final de su estadía aquí como primer Secretario Político Económico de la SINA es que él me propicia que vaya a Estados Unidos”, con la coartada de que “yo iba a Costa Rica a un curso en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, el cual tenía vínculos con la Comisión Cubana de Derechos Humanos”.

El propio diplomático –o mejor dicho, la SINA– le costeó el viaje a Moisés en 1999, pero, ¡qué curioso!, no fue a San José, porque lo mantuvieron todo el tiempo en Estados Unidos, de acuerdo con la agenda de trabajo previamente concebida.

Eso le permitió reencontrarse “con varios contrarrevolucionarios cubanos que habían emigrado hacia aquel país como Ricardo Bofill, Adolfo Rivero Caro, y otros que conformaban la palestra de grupúsculos en Miami. Y un detalle: si los grupúsculos de La Habana están divididos, los de Miami también lo están; incluso, desde allá mandaban a los de Cuba a seguir cada uno por su lado”, explica Moisés.

Sucede que tanto dentro como fuera de la Isla, la causa principal de la fractura de esos grupúsculos es la ambición de protagonismo y dinero. Precisamente, fue uno de los motivos de la pelea entre Elizardo y Bofill. Se fajaron por unos dólares y destruyeron la primera Comisión de Derechos Humanos.

Rememora que durante ese viaje a EE.UU. también logró establecer relaciones con la organización Freedom House, a la que pertenecía el agente de la CIA Frank Calzón (actualmente director ejecutivo del Centro para una Cuba Libre), que había aprobado entonces un presupuesto de 49 000 dólares destinados a la supuesta ayuda a presos y sus familiares, así como para sufragar los gastos de la denominada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

También Moisés se reencuentra con Robin Diane Mayer –quien para ese momento ocupaba un puesto importante dentro del gobierno estadounidense– y además, conoce a Victor Vockerodt, luego nombrado en la SINA, para tratar “de armar la ya desmoralizada y diezmada contrarrevolución”.

Justo con la presidencia de George W. Bush en la Casa Blanca se recrudeció mucho más la política de subversión contra Cuba, que halló en James Cason (2002-2005) a uno de sus principales ejecutores en La Habana. “Permaneció aquí como jefe de la SINA parte del mandato de Bush, y su accionar resultó bastante agresivo”.

Con el nombrado cabo Cason “es cuando se hacen las grandes reuniones de la contrarrevolución en la casa de un jefe de la SINA”, comenta Moisés al mencionar uno de los hechos más repugnantes de los que fue testigo. “En el año 2004 —dice— se imita una votación para las elecciones presidenciales en la residencia de Cason. Los que asistimos parecía como si nos hallásemos en Estados Unidos. Había un clima allí de agresividad, de odio hacia a la Revolución cubana bastante peligroso. Se le dieron vivas a Bush en algún momento de la noche, y casi todos los presentes votaron a favor de su reelección como presidente”.

Moisés aún conserva un pase permanente de entrada a la SINA, firmado por el segundo jefe de la Sección en aquellos momentos. “Yo podía ir cuantas veces quisiera. Tenía la oportunidad de ser atendido, solamente por mi expediente histórico como ‘contrarrevolucionario’: esa era la garantía”.

ESENCIAS DEL MERCENARISMO

Grupúsculos o individuos contrarrevolucionarios como los que tan bien conoció Moisés, resultan piezas indispensables para echar a andar la maquinaria de subversión promovida por distintas administraciones de la Casa Blanca. Ellos constituyen el sustento de esas campañas de descrédito contra la Revolución, que justifican la hostilidad contra Cuba. Es una estrategia que se mantiene y se acrecienta.

El pasado 23 de febrero, un comunicado del presidente Barack Obama no escatimó adjetivos para exaltar a la contrarrevolución y a su vez, manipular el primer aniversario de la muerte de un recluso que había sido sancionado por delitos comunes, y a quien Washington, el sector más recalcitrante de Miami y Europa convirtieron en ‘disidente’ con el apoyo de los medios de desinformación al servicio del imperio.

Obama ignoró el alerta que desde el 15 de abril del 2009 le hiciera el actual jefe de la SINA, Jonathan Farrar, cuando comunicó al Departamento de Estado su evaluación –revelada hace poco por un cable de WikiLeaks- de que la llamada disidencia está desconectada de la vida del país, sin influencia en las generaciones más jóvenes, y que son prácticamente desconocidos fuera del círculo de los diplomáticos extranjeros y la prensa.

“Esos grupos –apunta Moisés– han sido los principales interlocutores y los ‘informantes’ hacia el exterior en el más reciente capítulo de manipulación montado en torno a la Isla, y que tiene como protagonistas a presos y personas ligadas a esa “disidencia” que deciden hacer huelgas”. Pese a que ha estado en juego la vida humana, la Casa Blanca ha visto la posibilidad de fomentar con ese tema una megacampaña contra nuestro país.

Aunque no es solo eso. Para Moisés resulta una verdad incuestionable que a los integrantes de esa denominada oposición “mientras más digan lo que afuera quieren escuchar, les pagan más y mejor”.

En su retrospectiva vuelve a retomar anécdotas sobre su visita a Estados Unidos. “Estuve en los estudios de Radio Martí”, apunta, donde participé con Emilio San Román –quien entonces presidía las transmisiones hacia Cuba en la emisora–, en una reunión”. Lo que se abordó en ese encuentro no daba margen a dudas: el sustento del medio anticubano radicaba en la cantidad de información que fluyera de la Isla, cuanto más tergiversada mejor. En temas de manipulación ellos han sido históricamente “muy buenos”, puntualiza.

“Además, Radio Martí responde a un presupuesto que sale del gobierno norteamericano, y está destinado a pagar las acciones que justifican las agresiones contra nuestro país”, añade.

En otro momento del diálogo, Moisés se refiere a la manera en que fueron acuñados los términos de ‘preso político’ o ‘prisionero de conciencia’. Eso –dice– “se lo ‘vendieron’ a Elizardo Sánchez, porque la llamada Human Rights Watch ha incorporado este lenguaje para tratar de diferenciar y justificar a los prisioneros contrarrevolucionarios, dándole la nomenclatura de que ‘por pensar’ están en la cárcel, y eso no es verdad. Ellos reciben grandes sumas de dinero por lo que hacen y además, gozan del beneficio de poder irse para Estados Unidos al pasar esta ‘prueba’. Ese es el premio final.

“Por cierto, muchos de los que se fueron por esa vía, se convirtieron luego en uno más del montón, y se percataron que no es tal la ayuda ni el apoyo. Es más, allá no le dan la misma importancia que cuando estaban en Cuba, porque al irse ya no le reportaban ninguna ganancia al gobierno estadounidense. Pasaban a ser como un cero a la izquierda, una especie de mercancía de segunda”.

En más de 25 años como agente de la Seguridad del Estado, Moisés Rodríguez Quesada (Vladimir) tuvo la posibilidad “de haber conocido a casi todos, para no decir a todos, los que han estado metidos en el negocio de la contrarrevolución en Cuba. Si la SINA es el Cuartel General, la casa de El Camaján, por ejemplo, es como la embajada de esa contrarrevolución, lo sé porque viví ahí durante seis años.

“Elizardo siempre ha tenido muchas ansias de poder. El hecho de que manejara listas de reclusos, mapas con el lugar exacto de las prisiones, le daba una aparente actualización sobre el tema de los derechos humanos en Cuba. Esa fue la tarea fundamental que la SINA le dio desde el principio.

“En una ocasión corrió el rumor de su posible doble identidad. Decían los norteamericanos que les había llegado que podía ser de la Seguridad cubana, sin embargo sostenían que eso no les interesaba, lo importante para ellos eran los informes que hace para Ginebra, por supuesto con el objetivo de condenar a Cuba por supuestas violaciones de derechos humanos. Todavía hoy Elizardo sigue siendo la fuente de información más ‘confiable’ de la SINA en este tema.”

“La contrarrevolucionaria Martha Beatriz Roque le pidió en una ocasión a Elizardo durante una reunión, que la impulsara en el mundo de los grupúsculos y le dijo: ‘Me hace falta que me ayudes a escalar’. Ella siempre ha buscado el protagonismo; pensó que una Asamblea de mercenarios le resolvería el problema para el resto de sus días, que obtendría grandes sumas de dinero, incluso a cada rato saca un proyecto diferente. Es una mujer que ha pretendido hacerle mucho daño a la Revolución cubana.

“Y así es todo. Pienso que en estos años los métodos utilizados han cambiado, han sufrido como una metamorfosis, pero la esencia ha sido siempre la misma: lacerar el prestigio de la Revolución, hacer creer que aquí existe una oposición, y eso es mentira.”

Moisés sabe también que esos asalariados “lo primero que buscaban era un aval político para presentarlo en el Programa de Refugiados de la SINA, que al final se convirtió en un boomerang: pretendieron estimular a la contrarrevolución, pero a la vez los principales cabecillas o buena parte de ellos se fueron por esta vía. No conocí a uno realmente sincero. Todos tenían la esencia del servilismo, del anexionismo y del mercenarismo”.

EL ÚLTIMO ROUND

Moisés finalmente logró la “descompresión”, como él mismo resume tantos años de pasar por otro y de sentirse ajeno. A partir de ahora mirará directamente a los ojos de sus hijos, quienes quizás no entendieron en algún momento su distanciamiento de las reuniones de padres en la escuela o su aparente apatía. Sus vecinos y compañeros de trabajo también dejarán de evaluarlo como “el tipo medio raro” y vuelve a la piel que siempre fue suya, aunque la llevara escondida. A sus 50 años recibió “esta alegría inmensa”, confiesa.

Coincidentemente su identidad se revela en las cercanías que otros aniversarios 50 se festejan: en abril, la victoria del pueblo en Playa Girón y en junio, las cinco décadas del Ministerio del Interior. Moisés el hombre forjado en el combate silencioso me sonríe. Parece un adolescente feliz, semejante a aquel que un día estudió en la vocacional Lenin y que en este preciso minuto de los reconocimientos recuerda que ”la Lenin y el agente Vladimir tienen mucho que ver”, y une a esa idea otra que le brota urgente: “Fidel nos regaló esta escuela, eso para mí tiene un valor excepcional, porque ese fue el mayor regalo que me hizo en la niñez, en la juventud y en la adolescencia, esta formación fue realmente motor impulsor, fue la constante para que yo siempre tuviera presente estos años de la Lenin”.

¿Lo más difícil?, pregunto en el round final de nuestro encuentro.

“Que me viesen como lo que no era. Me ocasionó disgustos y tristeza. Pero ya estoy con la mente tranquila, porque además sé que en este minuto otros cubanos pudieran estar haciendo lo mismo. Mi país jamás estará desprotegido.”

Carlos Serpa, gracias por confundirnos

Por Juan Marrero

Carlos Serpa Maceiras, el agente Emilio, el vocero de “las Damas de Blanco”, estuvo en la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Se encontró con periodistas revolucionarios que no pocas veces en las calles de La Habana, en los años más recientes, cuando usaba su teléfono celular  para hacer llegar “informaciones” a las emisoras anticubanas de Miami, lo criticaban por servir a los enemigos de la patria.

Varios jóvenes reporteros de la televisión –Yosvani Noguet, Gisela García y Maray Suárez—que se enfrentaron a él, ahora le dijeron: “Nos confundiste a todos. Gracias por habernos escondido tu identidad.  Gracias por confundirnos”. Y tras esas palabras, Tubal Páez las aderezó con una frase que parece tomada de una canción: “Gracias por haberte odiado tanto”.

Tales palabras no eran más que la expresión de los sentimientos de todos los profesionales de nuestra prensa que al proyectarse el sábado el documental “Peones del Imperio” pudieron conocer la verdad de que Serpa, quien había sido un corresponsal voluntario de varios emisoras de radio nacionales en la Isla de la Juventud, antes de que empezara a actuar dentro de las filas de los disidentes fabricados por la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, era el agente Emilio, de la Seguridad del Estado, y que puso al desnudo la vigencia de la política subversiva de Washington contra nuestro país.

A Gisela García se le concedió al honor de entregarle a Serpa el carné de honor de la UPEC, en reconocimiento a su gesto patriótico y de defensa de la revolución. Lo abrazó con gran emoción.

Maray le dijo: “Eres mi colega y siento un gran orgullo en este momento por ello”.

Carlos Serpa Maceiras hizo gala de una inmensa humildad, aunque era ostensible su alegría por el reconocimiento que le hacía la UPEC, en nombre de todos los periodistas cubanos. Confesó que en la última década, entre las muchas limitaciones que tuvo, no pudo comentar cuanto placer sentía de leer, a veces a escondida, los periódicos cubanos, donde podía ver que los periodistas cubanos estaban en la primera línea de combate.

Y también hizo otra confesión: que tampoco en ese tiempo pudo cantar las notas del Himno Nacional como lo había hecho al iniciarse el acto en su homenaje. Y también dio las gracias por ello.

Feliz estuvo todo el tiempo. Y felices estuvimos todos los que le acompañamos en esta mañana. Gracias por confundirnos, Emilio.

Con Carlos Serpa y con Moisés Rodríguez (agente Vladimir) también estaremos dentro de unos días: la Presidencia de la UPEC decidió que ambos eran merecedores de la Distinción Félix Elmuza.

La hija de Carlos Serpa asegura estar orgullosa de su padre

Tomado de Cadena Agramonte (www.cadenagramonte.cu)

Camagüey, 1ro.mar.-  Un mensaje de Dailín Serpa, hija del agente cubano de la Seguridad del Estado Carlos Serpa Maceira, recibió el sitio digital de Radio Cadena Agramonte, en el que la joven expresa el orgullo que siente por su padre al desmantelar a los asalariados por Estados Unidos para realizar campañas difamatorias contra Cuba.
“Fue un hecho heroico hacia el pueblo cubano y como bien dice él fidelidad es Fidel, Revolución en general. Cuba una vez más demuestra la farsa de los contrarrevolucionarios”, significa la joven en su comentario.

Se trata de la misma, que cuando pequeña escribió un cartel en el portal de su casa en el que podía leerse “Libertad para Los Cinco”, mientras un mercenario se encontraba de visita.

Con la revelación de su verdadera identidad, el agente “Emilio” ofreció a su hija Tita, como la nombra cariñosamente, el mejor de los regalos al demostrarle que no era un traidor, tal y como declaró recientemente en una entrevista publicada por el diario Juventud Rebelde.

Carlos Serpa Maceira ascendió importantes posiciones dentro de la llamada disidencia interna en la isla, lo que le permitió poner al desnudo el vil quehacer de los grupúsculos reaccionarios en Cuba, bajo la tutela de sus mentores radicados en Estados Unidos.

En reconocimiento a sus aportes fue reconocido como Miembro de Honor de la Unión de Periodistas de Cuba y acreedor de la máxima condecoración que entrega esa organización la Distinción Félix Elmuza.

Razones como esas son más que suficientes para que su hija Dailín sienta el orgullo más sano.